La desaparición forzada en Venezuela práctica de los gobiernos adeco-copeyanos
El 30 de agosto se celebra en todo el mundo, desde el 2011, el Día Internacional de las Víctimas de la Desaparición Forzada por declaración de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas con el fin de exigir la Verdad, la justicia y honrar la memoria de los desaparecidos por esta terrible y nefasta práctica, además brindar apoyo a los familiares que luchan por encontrar a sus seres queridos.
La Desaparición Forzada es una práctica ejercida por los cuerpos represivos de los regímenes de opresión capitalista contra los revolucionarios y líderes sociales. Se manifiesta con la detención, tortura y muerte del detenido-secuestrado con la intención de su eliminación física, planificada, para que su cuerpo Nunca Más aparezca. Se realiza con el objeto de golpear a las organizaciones revolucionarias y producir terror en la población. Es ejecutada con premeditación, alevosía e impunidad aprovechando la ventaja que le proporciona el ejercicio de gobierno. Para los familiares de las víctimas de la desaparición forzada, este hecho se convierte en una búsqueda que nunca termina, porque cuando la persona muere, sus seres queridos lo velan, lo lloran, lo ven, ejercen los rituales de acuerdo a sus creencias para despedirlos, saben que murió. Para el familiar del desaparecido forzado la búsqueda es eterna. La espera y el regreso siempre están presentes. Es la imaginación que vuela para verlo entrar nuevamente a casa y abrazarle, besarle y llorar de emoción la alegría del regreso. Es un dolor interminable porque no se acepta la muerte. Se convive entre dolor que expresa no volverle a ver y la esperanza encontrarlo vivo.En 1948 los EEUU crearon la Escuela de las Américas con la finalidad de dar instrucciones a los militares y policías del continente en las prácticas de represión contra sus pueblos: Los asesinatos selectivos, la tortura, la represión a las manifestaciones callejeras, las masacres, el sicariato y la desaparición forzada fueron materias de estudio en esa escuela. Allí enviaron los gobiernos pro imperialistas latinoamericanos y caribeños a los que aprendieron las técnicas de represión, dolor y muerte que aplican y han aplicado contra nuestros pueblos. El Plan Cóndor aplicado en Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Argentina en los años setenta del siglo pasado dejó miles de desaparecidos. Solo en Argentina hubo más de 30.000 desaparecidos. En Colombia supera con creces esa cifra, las fosas comunes encontradas con frecuencia testimonian esa práctica constante en nuestra hermana República. En México ha sido frecuente la desaparición forzada, recordemos los 43 normalistas secuestrados y desparecidos en Ayotzinapa por los cuerpos represivos mexicanos que todavía sus familiares buscan. En Guatemala y Centroamérica pasó igual. Venezuela es el país que inaugura en América Latina y el Caribe esta horrible práctica como política de Estado en 1964 en el gobierno de Raúl Leoni, quien crea los Teatros de operaciones militares (TO) los cuales se constituyeron en centros de tortura, muerte y desaparición forzada y continuaron en los demás gobiernos de Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera y Lusinchi, hasta la llegada del presidente Chávez quien acaba con esa práctica. No se trataba de un hecho aislado realizado por un agente o cuerpo policial, fueron los gobiernos adeco-copeyanos de la época, en los cuarenta años que gobernaron (1959-1998) los que la asumieron como la política oficial del Estado, seleccionando, persiguiendo y deteniendo a los revolucionarios y luchadores sociales que había que dar muerte y desaparecer.
Las investigaciones realizadas
por la Comisión por las Justicia y la Verdad señalan que, más de 3.000 fueron
las víctimas sometidas a la práctica de la desaparición forzada, incluyendo los
desaparecidos de la gran masacre de “El Caracazo” realizada por la Fuerza
Armada Nacional gorila y la policía de la época en el ejercicio de los
gobiernos adecopeyanos del Pacto de Puntofijo. La Comisión por la Justicia y la
Verdad confirmó la desaparición forzada de 459 revolucionarios y líderes
populares de los cuales fueron identificados 283 y sin identificar 176. Entre
esa larga lista se encuentran los obreros Donato Carmona, dirigente sindical de
la industria textil detenido por la DIGEPOL, desaparecido en 1965, Felipe
Malaver dirigente sindical del sector bancario, Juan Aray, Nicolás Montes
Beltrán, Alberto Lovera trabajador de la marina mercante, detenido el 18 de
octubre de 1965 en la plaza Las Tres Gracias, asesinado, su cuerpo regresó del
mar adonde lo lanzaron para que nunca más apareciera, pero apareció el 27 de
ese mismo mes en las playas de Lechería encontrado por un pescador. El teniente
del ejército Nicolás Hurtado Barrios, el pintor Juan Pedro Rojas, el educador
profesor César Burguillos, los estudiantes Alejandro Tejero, Francisco Palma
Prado, Gustavo Aranda, Luis Alberto Hernández, Eduardo Navarro Laurens, Omar
Vázquez, Francisco Ojeda Negretti, Reinaldo García, Alberto Rudas Mezones,
Augusto Leal, Leonardo Sánchez Araujo, Noel Rodríguez, los hermanos Andrés y
Ramón Pasquier, el abogado Bartolomé Vielma, los sociólogos Víctor Soto Rojas y
Cesar Augusto Ríos, el técnico químico Rogelio Casillo Gamarra, los campesinos
Napoleón Rodríguez, Leonel Petit, Santos Martiarena, Joel Linares, Trino Rojas,
Alfonso Lara, Tomás Chirino, Eli Saúl Morales, Heriberto Cartagena y muchos
otros jóvenes revolucionarios que nunca aparecieron.
Hoy, nos preocupa la desaparición
del combatiente revolucionario, sociólogo Carlos Lanz, cometida por los mismos
personajes que ayer cuando fueron gobierno, aplicaron esa terrible práctica de
la Desaparición Forzada. Hoy, con él como muestra, nuevamente la quieren
aplicar desde la oposición contando con el apoyo del imperialismo
norteamericano, del sionismo israelí, de los paramilitares colombianos apoyados
por el gobierno de Duque y de los infiltrados que, desde adentro, corroen y
tratan de acabar el proceso bolivariano. La aparición de Carlos Lanz sano y
salvo es un reto del gobierno bolivariano, del pueblo, de las organizaciones
revolucionarias y de todos los venezolanos para que no se convierta en una
nueva Desaparición Forzada.
¡Salvemos a Carlos Lanz!
Nunca Más es la consigna mundial
contra la Desaparición Forzada.
Humberto Vargas Medina, 2 de
septiembre 2020
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