martes, 15 de septiembre de 2020

VOCES LATINOAMERICANAS: Chile: 11 de septiembre 1973,

 


 el devenir histórico de un Pueblo que aún resiste.

 

Por Oscar Méndez Bernal,

Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación – SNTE Chile.

Al igual que muchos países de América Latina, Chile es un país que posee riquezas naturales diversas; las que desde mediados del siglo XIX han sistemáticamente sido botín de diversos intereses, empero nunca para intereses populares.

Las guerras y rebeliones en las que han combatido hijos de trabajadoras habían sucedido bajo falsas promesas, pues la posesión y posterior explotación de riquezas (cuestión central en las guerras del capitalismo de la era) jamás ha contribuido al desarrollo de una vida digna; sino por el contrario han generado pobreza en Chile y riqueza a los capitales extranjeros, como antaño a los ingleses tras la guerra del Pacífico (guerra del Salitre), hoy a las trasnacionales tras los TLC;  enriqueciendo a la misma vieja y nueva oligarquía.

El Chile que enfrento el compañero Allende es un país que basaba su modelo de desarrollo en la Industrialización por substitución de las importaciones, con empresas estratégicas (como la minería) en manos extranjeras, con altos índices de analfabetismo y otras calamidades propias del capitalismo del siglo XX. A pesar de ello la organización de trabajadores, campesinos, estudiantes, pueblos originarios y las más diversas expresiones populares logran tomar cada vez mas participación e incidencia en la política nacional.

Sus partidos de clase, el MIR, PC, PS, entre otros; orientan al pueblo con programas basados en un modelo de desarrollo que ponga en el centro de la discusión la democratización de Chile en materia: económica, social, cultural y política. Es así como comienzan las corridas de cercos en el sur del país con objeto de recuperar tierras robadas a pueblos originarios y campesinos pobres, a organizar la economía popular e industrial con cordones obreros en diversos lugares del país…la posibilidad de un gobierno con participación protagónica popular era realidad

Entre los variados aspectos concernientes al programa de la Unidad Popular (alianza que lleva al compañero a la Presidencia de la República) y mas allá de los logros propios de su gobierno vinculados a reforma agraria, mejoras en salud, vivienda y nacionalización de recursos naturales como el cobre; es importante relevar una dimensión respecto de la sociedad que se proyectaba hacia el futuro. Esto es: Concebir la educación como instrumento de democratización de la sociedad, incentivando la producción intelectual, expandiendo la red educativa nacional con construcción de escuelas y educación de adultos, reduciendo la tasa de analfabetismo a menos de un 11% nacional, estableciendo programas de asistencia (alimentación, vestuario y atención médica).  Con todo, poniendo especial acento en su relación con los y las trabajadoras de la educación, relación que permite la construcción de un proyecto de educación para el desarrollo de una nueva sociedad, a saber la Escuela Nacional Unificada (ENU).

Hasta el 11 de Septiembre de 1973, el gobierno del compañero presidente Salvador Allende, había significado una victoria más en el devenir histórico y en la consolidación de un Chile Socialista y Soberano. Es el resultado de la correlación de fuerzas que desde el mundo de los trabajadores, estudiantes, campesinos y pueblo en general; se han venido desarrollando desde comienzos del siglo XX. Y que tras pasar por diversas matanzas de manos de la patronal en todas sus expresiones (casi siempre con el fusil del glorioso ejercito chileno apuntando a quema ropa), se siguen consolidando en una serie de  experiencias de organización obrera y popular en la lucha por los derechos de los y las trabajadoras y más desposeídos. Es a esa acumulación de fuerza popular histórica a la que el imperialismo norteamericano, por medio de sectores del empresariado, de la derecha y militares, acciona un golpe de estado que irrumpe contra el régimen democrático, desecha lo conquistado por el pueblo y el gobierno del presidente Allende e instala a punta de sangre y fuego el modelo neoliberal que atenta contra toda dimensión de lo que se entiende por soberanía, profundamente antidemocrática, con contracción estatal en todo aquello consagrado como derecho humano; todo lo construido en cuanto a la relación Estado-sociedad queda desecho. Consagrando el modelo neoliberal bajo el amparo de una Constitución que margina al Estado de la sociedad y deja a empresas privadas transformar los derechos en bienes de consumo; y que actualmente  rige en Chile.

Hoy por hoy el 11 de septiembre de 1973 es trágicamente fundamental, pues es el día que marca el devenir histórico hasta la actualidad, un devenir de resistencia al imperialismo y a la oligarquía, aún enquistada en el congreso nacional. Un 11 de septiembre que inicia un ciclo de atropellos a los derechos humanos, que hace del Estado una herramienta de represión y un botín de guerra que hasta hoy genera ganancias económicas desde el Frente Amplio, Concertación-Nueva Mayoría hasta la alianza por Chile (derecha fascista); conculcando durante 47 años los derechos de todos y todas las chilenas, derechos que, de no haber existido jamás un golpe de Estado; hoy serían parte de una vida digna.

Aquellas conquistas obreras hoy vuelven a ser parte de los intereses defendidos por el presidente Allende y que al tener la dignidad de pagar el precio más alto por defenderlos, hoy su pueblo se vuelve a levantar exigiendo una asamblea constituyente, retomando su legado junto al de Miguel Enríquez y el de tantos otros que dieron su vida para derrotar al tirano y conseguir la patria socialista hasta hoy anhelada.   

El gobierno de Salvador Allende viene a expresar las expectativas de millones de trabajadores y sus familias.  Y esta vigente en su pueblo, en el proceso constitucional próximo y en la historia de lucha de las y los trabajadores.

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