el
devenir histórico de un Pueblo que aún resiste.
Por Oscar
Méndez Bernal,
Secretario
General del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación –
SNTE Chile.
Al igual que muchos países de América Latina, Chile es un país que posee riquezas naturales diversas; las que desde mediados del siglo XIX han sistemáticamente sido botín de diversos intereses, empero nunca para intereses populares.
Las guerras y rebeliones en las que han combatido hijos de trabajadoras habían sucedido bajo falsas promesas, pues la posesión y posterior explotación de riquezas (cuestión central en las guerras del capitalismo de la era) jamás ha contribuido al desarrollo de una vida digna; sino por el contrario han generado pobreza en Chile y riqueza a los capitales extranjeros, como antaño a los ingleses tras la guerra del Pacífico (guerra del Salitre), hoy a las trasnacionales tras los TLC; enriqueciendo a la misma vieja y nueva oligarquía.El Chile que enfrento el compañero Allende
es un país que basaba su modelo de desarrollo en la Industrialización por
substitución de las importaciones, con empresas estratégicas (como la minería)
en manos extranjeras, con altos índices de analfabetismo y otras calamidades
propias del capitalismo del siglo XX. A pesar de ello la organización de
trabajadores, campesinos, estudiantes, pueblos originarios y las más diversas
expresiones populares logran tomar cada vez mas participación e incidencia en
la política nacional.
Sus partidos de clase, el MIR, PC,
PS, entre otros; orientan al pueblo con programas basados en un modelo de
desarrollo que ponga en el centro de la discusión la democratización de Chile
en materia: económica, social, cultural y política. Es así como comienzan las corridas
de cercos en el sur del país con objeto de recuperar tierras robadas a pueblos
originarios y campesinos pobres, a organizar la economía popular e industrial
con cordones obreros en diversos lugares del país…la posibilidad de un gobierno
con participación protagónica popular era realidad
Entre los variados aspectos
concernientes al programa de la Unidad Popular (alianza que lleva al compañero
a la Presidencia de la República) y mas allá de los logros propios de su
gobierno vinculados a reforma agraria, mejoras en salud, vivienda y
nacionalización de recursos naturales como el cobre; es importante relevar una
dimensión respecto de la sociedad que se proyectaba hacia el futuro. Esto es: Concebir
la educación como instrumento de democratización de la sociedad, incentivando
la producción intelectual, expandiendo la red educativa nacional con
construcción de escuelas y educación de adultos, reduciendo la tasa de
analfabetismo a menos de un 11% nacional, estableciendo programas de asistencia
(alimentación, vestuario y atención médica). Con todo, poniendo especial acento en su
relación con los y las trabajadoras de la educación, relación que permite la
construcción de un proyecto de educación para el desarrollo de una nueva sociedad,
a saber la Escuela Nacional Unificada (ENU).
Hasta el 11 de Septiembre de 1973, el
gobierno del compañero presidente Salvador Allende, había significado una
victoria más en el devenir histórico y en la consolidación de un Chile
Socialista y Soberano. Es el resultado de la correlación de fuerzas que desde
el mundo de los trabajadores, estudiantes, campesinos y pueblo en general; se
han venido desarrollando desde comienzos del siglo XX. Y que tras pasar por
diversas matanzas de manos de la patronal en todas sus expresiones (casi
siempre con el fusil del glorioso ejercito chileno apuntando a quema ropa), se
siguen consolidando en una serie de
experiencias de organización obrera y popular en la lucha por los
derechos de los y las trabajadoras y más desposeídos. Es a esa acumulación de
fuerza popular histórica a la que el imperialismo norteamericano, por medio de
sectores del empresariado, de la derecha y militares, acciona un golpe de
estado que irrumpe contra el régimen democrático, desecha lo conquistado por el
pueblo y el gobierno del presidente Allende e instala a punta de sangre y fuego
el modelo neoliberal que atenta contra toda dimensión de lo que se entiende por
soberanía, profundamente antidemocrática, con contracción estatal en todo
aquello consagrado como derecho humano; todo lo construido en cuanto a la
relación Estado-sociedad queda desecho. Consagrando el modelo neoliberal bajo
el amparo de una Constitución que margina al Estado de la sociedad y deja a
empresas privadas transformar los derechos en bienes de consumo; y que
actualmente rige en Chile.
Hoy por hoy el 11 de septiembre de
1973 es trágicamente fundamental, pues es el día que marca el devenir histórico
hasta la actualidad, un devenir de resistencia al imperialismo y a la
oligarquía, aún enquistada en el congreso nacional. Un 11 de septiembre que
inicia un ciclo de atropellos a los derechos humanos, que hace del Estado una
herramienta de represión y un botín de guerra que hasta hoy genera ganancias
económicas desde el Frente Amplio, Concertación-Nueva Mayoría hasta la alianza
por Chile (derecha fascista); conculcando durante 47 años los derechos de todos
y todas las chilenas, derechos que, de no haber existido jamás un golpe de
Estado; hoy serían parte de una vida digna.
Aquellas conquistas obreras hoy
vuelven a ser parte de los intereses defendidos por el presidente Allende y que
al tener la dignidad de pagar el precio más alto por defenderlos, hoy su pueblo
se vuelve a levantar exigiendo una asamblea constituyente, retomando su legado
junto al de Miguel Enríquez y el de tantos otros que dieron su vida para
derrotar al tirano y conseguir la patria socialista hasta hoy anhelada.
El gobierno de Salvador Allende
viene a expresar las expectativas de millones de trabajadores y sus familias. Y esta vigente en su pueblo, en el proceso
constitucional próximo y en la historia de lucha de las y los trabajadores.
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