Por Diógenes Gámez Morales
Avanzaban las horas, mucha incertidumbre, corría la voz entre el pueblo, movilizaciones, reuniones en silencio como debían ser; en fin, muchas expectativas se configuraban iniciando el mes de Febrero.
Caracas, entre amaneceres y corríos, la ciudad se movilizaba entre ruidos, colas, reuniones y concentraciones; allí estaba el pueblo caraqueño movilizado y atento… algo estaba por suceder.
El pueblo pobre y humilde, que sabía de sufrimiento, esfuerzo y trabajo, estuvo allí; se llenó de esperanzas, fuerza y valentía, para acompañar a un grupo de hombres y mujeres dispuestos a dar su vida, y de ésta forma realizar las transformaciones necesarias para alcanzar la Revolución y el Socialismo.
Estaba en el pueblo caraqueño y el de muchos camaradas, el sentimiento de transformar el país, de luchar por los ideales y alcanzar un sueño. El pueblo se movilizaba como río desbordado, de Petare a Caricuao, de Macarao a la Vega, de la Parroquia 23 de Enero al Paraíso, al igual como estuvo en otros estados del país; la expectativa crecía y presagiaba lo que sería el 4F.
El 4 de Febrero, será por siempre una gesta de rebeldía; llevada en el corazón de un pueblo humilde y sencillo, que estuvo y estará por siempre. Es un sentimiento, una pasión, un revivir de la conciencia, que moviliza y está presente.
¡Por siempre! Y ¡para Siempre!
02/02/2022
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