LECTURAS RECOMENDADAS II
La Central Bolivariana Socialista de Trabajadores propone lecturas para el análisis y la actividad formativa de los círculos de estudios. Esta semana le ofrecemos un editorial elaborado por el BLOG: Observatorio de Trabajadores.
¿Feliz Año nuevo?
El imperialismo se encuentra en una crisis orgánica, una crisis civilizatoria. Estamos en ese momento de la crisis capitalista, como expresara Gramsci, en que lo viejo muere lo nuevo no puede nacer y en ese lapso temporal se desarrollan los fenómenos morbosos y monstruosos más variados. Esto es lo que estamos viendo en este momento.
La
pandemia del Covid-19 en los países capitalistas llamados “civilizados y
desarrollados” ha mostrado su verdadera cara: primero es el capital y después
el ser humano. Este razonamiento de los capitalistas ha provocado la muerte de
más de 5 millones de personas en el mundo, con la única finalidad de salvar el
capitalismo. Los estados llamados “desarrollados” han dejado sin vacunas a la
mayoría de las poblaciones del mundo y las transnacionales farmacéuticas como
la Pfizer, Janssen, AstraZeneca y otras han sido las más beneficiadas de
esta pandemia. Las grandes farmacéuticas aumentaron sus beneficios un 66% el
último año gracias a las vacunas, mientras decenas de países africanos no han
superado el 10% de vacunación. Ómicron está ahí para recordarlo.
Consideramos que lo central en este momento es el
combate contra la pandemia del Covid-19 y la protección de los pueblos del
mundo. Es por esto por lo que las trabajadoras y trabajadores del mundo
lucharemos por: 1) La gratuidad de las vacunas. 2) La eliminación de todas las patentes de las
vacunas desarrolladas por las grandes
transnacionales farmacéuticas. 3) Consideración de las vacunas del Covid-19
como un bien público mundial y gratuito
La
liberación de las patentes es una demanda que se explica por sí misma, pero
está bloqueada por los Estados más ricos y las multinacionales.
Pero
además sabemos que el imperialismo trata de lograr el control de los
territorios y la pandemia del COVID-19, que fue el detonante de la crisis
global del capitalismo neoliberal, también fue una oportunidad para el capital
controlar a las trabajadoras y trabajadores y los pueblos del mundo.
Asimismo,
la paz en el planeta se encuentra seriamente amenazada como resultado de la
política de agresiones militares de los EE. UU. y sus aliados, así como de la
mortal carrera armamentista que sólo les reporta dividendos a las grandes
corporaciones del complejo industrial-militar. La guerra ha sido el mecanismo
predilecto del expansionismo imperialista, en especial, del estadounidense.
Igualmente,
las diversas facciones capitalistas del Foro Económico Mundial han propuesto el
“Gran Reinicio” que implica la remodelación del poder entre transnacionales,
sectores económicos y zonas geográficas, sin embargo, las tensiones entre estas
mismas facciones capitalistas son máximas, y peligrosas, llevando a tomar a
decisiones temerarias de consecuencias incalculables. En este contexto las
elites capitalistas pretenden “transformar” este capitalismo agonizante, para
poder seguir con la reproducción ampliada de capital, mientras el género humano
va hacia el abismo.
Sabemos
de qué se trata este “gran reinicio” de los capitalistas e imperialistas
coloniales: la superexplotación de las trabajadoras y trabajadores, aumento del
desempleo, la precarización del trabajo y la informalidad que afecta a las
trabajadoras y trabajadores en el mundo y esto continuará en el 2022.
Igualmente, la recolonización de los países, eliminación de la soberanía de los
pueblos del mundo, la destrucción del ambiente y con ello del género humano. El
futuro de la humanidad está en juego, y pende de un hilo.
Como
el título de la película de Adam Mckay “No miren arriba” …El cambio climático
esta ante nuestros ojos. Desde hace décadas, reportes científicos advertían
sobre los riesgos que traía consigo el modo de producción capitalista que ha
dado como resultado la actual crisis climática. Sin embargo, la mayoría de los
gobiernos hasta hace apenas unos años negaban la importancia del asunto. No fue
hasta este 2021 que el reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) contundentemente recalcó
que el aumento de las temperaturas globales tiene un origen en la actividad
humana e industrial.
La
situación geopolítica mundial es muy delicada, hasta el punto de una posible
conflagración termonuclear, como anticipó Fidel Castro. Esto debido a las
provocaciones de la OTAN especialmente contra Rusia (frontera Ucrania y Rusia),
pero también contra China, en el mar de China y por la disputa de Taiwán. Lo
referencial de todo esto es que debemos tomar en cuenta que estos dos países
son socios estratégicos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Estamos en la mira del
imperialismo estadounidense y sus socios europeos
Debemos también no pasar por alto a la OTAN, brazo
militar del imperialismo de EE. UU. en este proceso de lucha en 2022. Esta es
una compleja organización que desarrolla actividades ilegales que contravienen
sus propios estatutos que son eminentemente defensivos y que desde el 2001 han
pasado a desarrollar actividades agresivas de destrucción de países y pueblos
que no expresan los intereses del imperialismo (Yugoeslavia, Kosovo,
Afganistán, Irak, Libia y paren de contar). Igualmente se han dedicado a
desarrollar una estrategia de cerco, con bases militares y misiles, a países
que ellos consideran sus enemigos (Rusia, China, Irán). Pero también a
Venezuela, Cuba y Nicaragua. Debemos recordar que Colombia es un socio global de
la OTAN y Argentina y Brasil colaboran con esta organización de la destrucción
humana. Por lo cual la cumbre de la OTAN que se realizará en Madrid el 29 de
junio será un elemento de perturbación y lucha de los pueblos que
verdaderamente aman la paz. Desde América Latina lucharemos por la implantación
de la Proclama de América Latina y el Caribe
como zona de paz de la CELAC del 28
y 29 de enero 2014.
Para
concluir el año la “Cumbre por la democracia” realizada el 09 y 10 de diciembre
reforzo las líneas geopolíticas del imperialismo estadounidense para el próximo
año 2022. Se trata de la conformación de políticas de la guerra fría.
Significa, más que la cumbre en sí, una nueva fase de planificación y ejecución
de los dispositivos de cambio de régimen y guerra asimétrica desplegados a
escala global, incorporando otras tecnologías de coerción y presión envolvente
con un elevado grado de sofisticación, extensión e impacto sobre los diversos
planos de la comunidad mundial, entendida como la interacción compleja entre
Estados, sociedades y universos culturales y normativos. Además, la reunión de
los “100 países demócratas” de Biden se concentró en el ataque a Rusia, China,
Venezuela, Irán, Cuba y Nicaragua.
Pero
consideramos que existen algunos elementos importantes que podrán frenar al
imperialismo colonial de EE. UU. y de Europa en su afán de destruir el planeta
antes que saberse derrotado.
Primero
se está expresando, a nivel de las grandes potencias, una nueva correlación de
fuerzas, que se transmite como contradicciones posneoliberales entre una visión
de multipolaridad, expresada por China y Rusia contra la unipolaridad de EE.
UU. y sus socios de Europa y Japón. Esto hará que las políticas del
imperialismo les cueste un poco mas de desarrollarlas. En definitiva, se
presenta, ahora más que nunca, una lucha por la hegemonía global que tendrá sus
impactos en todas las naciones del mundo
En
segundo lugar y a pesar de esta catástrofe humana, la lucha de clases se
expresa, aun con poca nitidez, en la lucha de las trabajadoras y trabajadores y
los pueblos del mundo. Comienzan a levantarse contra este estado de cosas. Las
grandes protestas, insurrecciones y huelgas salvajes que se desarrollaron en
2018, 2019, 2020, a pesar de la pandemia. Por último y no menos importante el
desarrollo de procesos de luchas de la clase obrera y de los movimientos
sociales campesinos con diferentes formas de lucha que tenderán a la violencia
de clase como lo fue en las huelgas 2021, desarrolladas en EE. UU., España,
Francia, Alemania, América Latina, Asia (India), África, etc.
En
tercer lugar, el triunfo en América Latina de gobiernos progresistas en
procesos electorales que provocan una tendencia favorable en la correlación de
fuerzas electorales, no necesariamente permanentes (Argentina, México,
recuperación de Bolivia, Perú y Chile en el fin del año 2021). Pero además
elecciones para el 2022: El 6 de febrero en Costa Rica, el 29 de mayo en
Colombia y el 2 de octubre en Brasil, en algunas con posibilidades de triunfo.
Significarán no la permanencia de la “ola del progresismo” sino
fundamentalmente el desarrollo y profundización de la lucha de clases en
América Latina. Pero además y no menos importantes está la rebelión de los
pueblos del Caribe anglo y francoparlante contra toda forma de colonialismo
imperante.
Todos
estos procesos nos señalan nuevos signos, nuevas tendencias en desarrollo en la
lucha de clases a nivel global que podrían cambiar la correlación de fuerzas
entre el capital y la clase trabajadora y desencadenar un cambio global del
sistema dominante. Sin embargo, debemos considerar que este desarrollo de
las luchas en los últimos años, aunque multitudinario y extenso a nivel
mundial, tiene sus debilidades. Las luchas siguen siendo fragmentadas y
deslocalizadas y en muchos casos centradas en problemas nacionales, mientras
que la explotación imperialista está mucho más globalizada y
transnacionalizada.
A partir de este contexto internacional es que
expresamos que hoy en el mundo existe la necesidad de globalizar las luchas antimperialistas (feminista y
antipatriarcal, pueblos originarios, cambio climático, trabajadoras y
trabajadores, campesinos por la tierra, lucha por la soberanía de los pueblos) e ir conformando una organización que
articule alianzas con los pueblos del mundo contra el imperialismo de EE. UU. y
Europa.
Por
todo esto debemos reconstruir articulaciones y alianzas en la que estructuremos
nuestras fuerzas comunes para una lucha única y global contra el imperialismo
colonial. Construir nuevas formas orgánicas que se esfuercen por dar a los
movimientos sociales objetivos de lucha comunes para la construcción de
solidaridades concretas entre ellos. Se necesita un internacionalismo robusto
para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción:
extinción por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso
social.
Por un presente de lucha y victorias
¡Solo los pueblos en lucha salvan a los pueblos!
Observatorio de Trabajador@s en Lucha
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