sábado, 29 de enero de 2022

PERSPECTIVAS PARA LOS PUEBLOS DEL MUNDO: 2022

 LECTURAS RECOMENDADAS II

La Central Bolivariana Socialista de Trabajadores propone lecturas para el análisis y la actividad formativa de los círculos de estudios. Esta semana le ofrecemos un editorial elaborado por el BLOG: Observatorio de Trabajadores.

Editorial.

¿Feliz Año nuevo? 

El imperialismo se encuentra en una crisis orgánica, una crisis civilizatoria. Estamos en ese momento de la crisis capitalista, como expresara Gramsci, en que lo viejo muere lo nuevo no puede nacer y en ese lapso temporal se desarrollan los fenómenos morbosos y monstruosos más variados. Esto es lo que estamos viendo en este momento.

La pandemia del Covid-19 en los países capitalistas llamados “civilizados y desarrollados” ha mostrado su verdadera cara: primero es el capital y después el ser humano. Este razonamiento de los capitalistas ha provocado la muerte de más de 5 millones de personas en el mundo, con la única finalidad de salvar el capitalismo. Los estados llamados “desarrollados” han dejado sin vacunas a la mayoría de las poblaciones del mundo y las transnacionales farmacéuticas como la Pfizer, Janssen, AstraZeneca y otras han sido las más beneficiadas de esta pandemia. Las grandes farmacéuticas aumentaron sus beneficios un 66% el último año gracias a las vacunas, mientras decenas de países africanos no han superado el 10% de vacunación. Ómicron está ahí para recordarlo.

Consideramos que lo central en este momento es el combate contra la pandemia del Covid-19 y la protección de los pueblos del mundo. Es por esto por lo que las trabajadoras y trabajadores del mundo lucharemos por: 1) La gratuidad de las vacunas. 2) La eliminación de todas las patentes de las vacunas desarrolladas por las grandes transnacionales farmacéuticas. 3) Consideración de las vacunas del Covid-19 como un bien público mundial y gratuito

La liberación de las patentes es una demanda que se explica por sí misma, pero está bloqueada por los Estados más ricos y las multinacionales.

Pero además sabemos que el imperialismo trata de lograr el control de los territorios y la pandemia del COVID-19, que fue el detonante de la crisis global del capitalismo neoliberal, también fue una oportunidad para el capital controlar a las trabajadoras y trabajadores y los pueblos del mundo.

Asimismo, la paz en el planeta se encuentra seriamente amenazada como resultado de la política de agresiones militares de los EE. UU. y sus aliados, así como de la mortal carrera armamentista que sólo les reporta dividendos a las grandes corporaciones del complejo industrial-militar. La guerra ha sido el mecanismo predilecto del expansionismo imperialista, en especial, del estadounidense.

Igualmente, las diversas facciones capitalistas del Foro Económico Mundial han propuesto el “Gran Reinicio” que implica la remodelación del poder entre transnacionales, sectores económicos y zonas geográficas, sin embargo, las tensiones entre estas mismas facciones capitalistas son máximas, y peligrosas, llevando a tomar a decisiones temerarias de consecuencias incalculables. En este contexto las elites capitalistas pretenden “transformar” este capitalismo agonizante, para poder seguir con la reproducción ampliada de capital, mientras el género humano va hacia el abismo.

Sabemos de qué se trata este “gran reinicio” de los capitalistas e imperialistas coloniales: la superexplotación de las trabajadoras y trabajadores, aumento del desempleo, la precarización del trabajo y la informalidad que afecta a las trabajadoras y trabajadores en el mundo y esto continuará en el 2022. Igualmente, la recolonización de los países, eliminación de la soberanía de los pueblos del mundo, la destrucción del ambiente y con ello del género humano. El futuro de la humanidad está en juego, y pende de un hilo.

Como el título de la película de Adam Mckay “No miren arriba” …El cambio climático esta ante nuestros ojos. Desde hace décadas, reportes científicos advertían sobre los riesgos que traía consigo el modo de producción capitalista que ha dado como resultado la actual crisis climática. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos hasta hace apenas unos años negaban la importancia del asunto. No fue hasta este 2021 que el reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) contundentemente recalcó que el aumento de las temperaturas globales tiene un origen en la actividad humana e industrial.

La situación geopolítica mundial es muy delicada, hasta el punto de una posible conflagración termonuclear, como anticipó Fidel Castro. Esto debido a las provocaciones de la OTAN especialmente contra Rusia (frontera Ucrania y Rusia), pero también contra China, en el mar de China y por la disputa de Taiwán. Lo referencial de todo esto es que debemos tomar en cuenta que estos dos países son socios estratégicos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Estamos en la mira del imperialismo estadounidense y sus socios europeos

Debemos también no pasar por alto a la OTAN, brazo militar del imperialismo de EE. UU. en este proceso de lucha en 2022. Esta es una compleja organización que desarrolla actividades ilegales que contravienen sus propios estatutos que son eminentemente defensivos y que desde el 2001 han pasado a desarrollar actividades agresivas de destrucción de países y pueblos que no expresan los intereses del imperialismo (Yugoeslavia, Kosovo, Afganistán, Irak, Libia y paren de contar). Igualmente se han dedicado a desarrollar una estrategia de cerco, con bases militares y misiles, a países que ellos consideran sus enemigos (Rusia, China, Irán). Pero también a Venezuela, Cuba y Nicaragua. Debemos recordar que Colombia es un socio global de la OTAN y Argentina y Brasil colaboran con esta organización de la destrucción humana. Por lo cual la cumbre de la OTAN que se realizará en Madrid el 29 de junio será un elemento de perturbación y lucha de los pueblos que verdaderamente aman la paz. Desde América Latina lucharemos por la implantación de la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz de la CELAC del 28 y 29 de enero 2014.

Para concluir el año la “Cumbre por la democracia” realizada el 09 y 10 de diciembre reforzo las líneas geopolíticas del imperialismo estadounidense para el próximo año 2022. Se trata de la conformación de políticas de la guerra fría. Significa, más que la cumbre en sí, una nueva fase de planificación y ejecución de los dispositivos de cambio de régimen y guerra asimétrica desplegados a escala global, incorporando otras tecnologías de coerción y presión envolvente con un elevado grado de sofisticación, extensión e impacto sobre los diversos planos de la comunidad mundial, entendida como la interacción compleja entre Estados, sociedades y universos culturales y normativos. Además, la reunión de los “100 países demócratas” de Biden se concentró en el ataque a Rusia, China, Venezuela, Irán, Cuba y Nicaragua.

Pero consideramos que existen algunos elementos importantes que podrán frenar al imperialismo colonial de EE. UU. y de Europa en su afán de destruir el planeta antes que saberse derrotado.

Primero se está expresando, a nivel de las grandes potencias, una nueva correlación de fuerzas, que se transmite como contradicciones posneoliberales entre una visión de multipolaridad, expresada por China y Rusia contra la unipolaridad de EE. UU. y sus socios de Europa y Japón. Esto hará que las políticas del imperialismo les cueste un poco mas de desarrollarlas. En definitiva, se presenta, ahora más que nunca, una lucha por la hegemonía global que tendrá sus impactos en todas las naciones del mundo

En segundo lugar y a pesar de esta catástrofe humana, la lucha de clases se expresa, aun con poca nitidez, en la lucha de las trabajadoras y trabajadores y los pueblos del mundo. Comienzan a levantarse contra este estado de cosas. Las grandes protestas, insurrecciones y huelgas salvajes que se desarrollaron en 2018, 2019, 2020, a pesar de la pandemia. Por último y no menos importante el desarrollo de procesos de luchas de la clase obrera y de los movimientos sociales campesinos con diferentes formas de lucha que tenderán a la violencia de clase como lo fue en las huelgas 2021, desarrolladas en EE. UU., España, Francia, Alemania, América Latina, Asia (India), África, etc.

En tercer lugar, el triunfo en América Latina de gobiernos progresistas en procesos electorales que provocan una tendencia favorable en la correlación de fuerzas electorales, no necesariamente permanentes (Argentina, México, recuperación de Bolivia, Perú y Chile en el fin del año 2021). Pero además elecciones para el 2022: El 6 de febrero en Costa Rica, el 29 de mayo en Colombia y el 2 de octubre en Brasil, en algunas con posibilidades de triunfo. Significarán no la permanencia de la “ola del progresismo” sino fundamentalmente el desarrollo y profundización de la lucha de clases en América Latina. Pero además y no menos importantes está la rebelión de los pueblos del Caribe anglo y francoparlante contra toda forma de colonialismo imperante.

Todos estos procesos nos señalan nuevos signos, nuevas tendencias en desarrollo en la lucha de clases a nivel global que podrían cambiar la correlación de fuerzas entre el capital y la clase trabajadora y desencadenar un cambio global del sistema dominante.  Sin embargo, debemos considerar que este desarrollo de las luchas en los últimos años, aunque multitudinario y extenso a nivel mundial, tiene sus debilidades. Las luchas siguen siendo fragmentadas y deslocalizadas y en muchos casos centradas en problemas nacionales, mientras que la explotación imperialista está mucho más globalizada y transnacionalizada.

A partir de este contexto internacional es que expresamos que hoy en el mundo existe la necesidad de globalizar las luchas antimperialistas (feminista y antipatriarcal, pueblos originarios, cambio climático, trabajadoras y trabajadores, campesinos por la tierra, lucha por la soberanía de los pueblos) e ir conformando una organización que articule alianzas con los pueblos del mundo contra el imperialismo de EE. UU. y Europa.

Por todo esto debemos reconstruir articulaciones y alianzas en la que estructuremos nuestras fuerzas comunes para una lucha única y global contra el imperialismo colonial. Construir nuevas formas orgánicas que se esfuercen por dar a los movimientos sociales objetivos de lucha comunes para la construcción de solidaridades concretas entre ellos. Se necesita un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: extinción por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso social.

Por un presente de lucha y victorias

¡Solo los pueblos en lucha salvan a los pueblos!

Observatorio de Trabajador@s en Lucha

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