Por Jesús Mujica Rojas. Ceramonauta.
En la madrugada del 23 de enero de 1958, Fabricio Ojeda, Presidente de la Junta Patriótica se dirige al pueblo "para anunciar que hemos triunfado y que la dictadura ha sido derrotada. El tirano ha huido cobardemente. ¡ Todos a la calle, a ratificar el gran triunfo de la revolución !" Hasta ese momento se desconoce la identidad del dirigente principal de la Junta, que en un titánico y heroico esfuerzo organizativo logró cimentar y activar la Unión Cívico-Militar que derrocó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
Fabricio, trujillano, nacido el 6 de febrero de 1929 en el
jardín que cautivó los ojos de Bolívar: Boconó. A fuerza de trabajo pudo
estudiar y ser Maestro Normalista en Cabimas, Costa Oriental del lago de
Maracaibo, continúa preparándose para posteriormente egresar con el título de
Periodista en la UCV; como reportero pudo camuflar sus actividades contra la
dictadura, lo que le permitió estar en el centro de los acontecimientos cuando
cumplía sus actividades informativas en el Palacio Presidencial de Miraflores.
El triunfo del derrocamiento de la dictadura proyectó a Fabricio como el líder
nato del Pueblo de Venezuela y del Movimiento Revolucionario en el país, en
Latinoamérica y el Caribe de ese Momento histórico.
El Pacto de Punto Fijo significó la traición al pueblo y la
entrega de nuestra soberanía hipotecada al imperialismo norteamericano, dando
un trato preferencial a las compañías petroleras bajando los impuestos y
otorgándoles más concesiones de explotación. El presidente Rómulo Betancourt
enfrentó las reivindicaciones justas del pueblo imponiendo la congelación del
salario y los contratos colectivos, disminución del gasto público, entre otros.
La respuesta por parte del pueblo no se hizo esperar, el impulso, sentir y
presencia de los estudiantes y trabajadores que tomaron la bandera tricolor de lucha
bajo la consigna de: ¡Las Calles son del Pueblo!... las fuerzas de la oscuridad
impusieron el terrorismo de Estado, simplificado en la orden a los cuerpos de
represión: "Disparen primero y averigüen después". Los hospitales se
llenaron de heridos, las morgues de asesinados, las cárceles se atestaban de la
juventud estudiantil, de la
dirigencia obrera y polìtica opuesta a
la dictadura de la democracia representativa que secuestró la calle, las
esperanzas y suspendió las garantías constitucionales.
LA FORJA DEL TEMPLE REVOLUCIONARIO.
El compromiso, la constancia, la lealtad, el servir y amar al
pueblo fueron modelando la humanidad y el accionar del dirigente Fabricio
Ojeda, quién fue construyendo su revolución interna para abandonar el campo
social-demócrata, que signó su juventud cuando militó en las filas de URD, para
tomar posiciones de avanzada en el campo revolucionario asumiendo su rol de
militante de los postulados socialistas.
Fidel Castro y los "barbudos" de la Sierra Maestra
cubana, derrocaron la dictadura de Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959. A
los pocos días, se presentaron en Venezuela (23-1-59) para agradecer al pueblo
su apoyo efectivo a su gesta de liberación. Fabricio tuvo el honor de
presentar, en un mitin multitudinario, a Fidel. De allí nació una amistad
trascendental y Fabricio fue huésped de la Revolución Cubana por varios meses.
Luego vendrían las arremetidas por parte de Betancourt contra
los partidos de izquierda, los sindicatos, el movimiento estudiantil, los
pobres del campo y las ciudades, que produjeron las insurrecciones de los
militares patriotas en Carúpano y Puerto Cabello, lo que aprovechó el gobierno
para allanar la inmunidad parlamentaria a los Diputados de izquierda en el
Congreso Nacional... y estalló la lucha armada revolucionaria.
Fabricio Ojeda en actitud digna, honorable e irrevocable
renuncia al curul de Diputado para incorporarse a las y los venezolanos que
luchan en las montañas de Venezuela por la Liberación Nacional y el Socialismo.
Cambio el amor del hogar por el peligro del acecho y la represión. Puso a un
lado la vida cómoda de las prerrogativas y privilegios de los cargos
burocráticos por los sueños y
esperanzas en la transformación radical
de la sociedad venezolana asumiendo su papel de dirigente revolucionario.
Sufrió persecución, cárcel y el 21 de junio de 1966 lo asesinaron en la cámara
de tortura, le cortaron el aire vital, en los calabozos del Servicio de
Inteligencia Militar, ubicado frente al gabinete presidencial de Raúl Leoni.
Fue un Magnicidio, le quisieron aplicar también la muerte moral y política,
pero, no pudieron su legado nos acompaña. Fabricio Ojeda fue llevado por el
Gobierno Bolivariano de Venezuela en Unidad Cívico-Militar al Panteón Nacional.
Nos legó su consigna ¡LUCHAR HASTA VENCER!
Caracas, 8 de febrero de 2021.
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