domingo, 6 de junio de 2021

*YA VA A VENIR EL DÍA, PONTE EL SOL*

*VERBA MINIMA #20 

Por Orlando Castillo*

 *YA VA A VENIR EL DÍA, PONTE EL SOL*

 Acudo en esta oportunidad a las premonitorias palabras del inmenso poeta peruano César Vallejo, que con mágico exorcismo llama a un futuro esperanzador. Y es así porque dentro de las próximas horas, al ejercitar su derecho al voto, el pueblo peruano estará decidiendo su destino y para bien o para mal, ya no será el mismo.

 Esta hermana nación, con su compleja sociedad, está ad portas de un cambio significativo y profundo. El Perú ancestral de los Incas, sometido a sangre y fuego por la corona española, devino en virreinato y a diferencia de sus pares latinoamericanos, su proceso independentista fue muy particular y traumático en el tiempo, transitando desde una sólida estructura virreinal a un intento de monarquía constitucional que culminó en república gracias a los esfuerzos libertadores de los ejércitos de Simón Bolívar desde el sur, quien logró la rendición del Virrey José de la Serna e Hinojosa tras la victoria de la Batalla de Ayacucho en 1824. Y desde el norte el complementario aporte liberador del ejército del General San Martín. De allí que un agudo observador con sentido histórico no exento de acidez afirmara que Perú se acostó siendo monarquía y amaneció siendo república, en un complejo tramado político, económico, social y cultural donde los resabios coloniales del virreinato y posterior intento monárquico no consumado han dejado profunda huella de una impronta elitesca y conservadora que ha perdurado en el tiempo en desmedro de los intereses populares y la soberanía nacional.

 Esta dura realidad, que ha golpeado inclementemente a la tierra incaica, pudiera cambiar para bien del pueblo peruano de la mano de un humilde maestro llamado Pedro Castillo. Nacido en 1969 en el distrito de Tacabamba, provincia de Chota, departamento de Cajamarca; lugar en el que hace cinco siglos los primeros españoles asesinaron al Inca Atahualpa. Por cosas del destino, la fecha de su nacimiento coincidió con el decreto de Reforma Agraria que liberaba a los campesinos y campesinas del llamado “pongueaje” que sometía a las familias campesinas a condiciones de trabajo esclavo que en pleno Siglo XX hacía recordar a los siervos de la gleba de la Edad Media. Los abuelos y padres de Pedro sufrieron en carne propia los estragos de estas prácticas inhumanas. Luego, gracias al decreto del General Velazco Alvarado, pudo estudiar en su natal Puña y mantenerse veinticinco años como maestro rural.

 Creemos que la condición de profesor campesino de Pedro Castillo, en íntima vinculación con la tierra, lo dotó de una particular manera de entender la sabia combinación de cultivar mentes y tierra en una nueva pedagogía del trabajo liberador. Es decir, ganar el sustento diario con el sudor de su frente; vivir de su profesión de maestro conociendo en la práctica lo que significa el salario para mantener una familia. Pero también acompañado del compromiso de la participación y organización sindical que permite que a través de la lucha común se logren alcanzar y consolidar no sólo objetivos personales sino también victorias colectivas. Es indudable que este docente provinciano que vive de su trabajo, que habla de manera directa, franca y sencilla, que no es parte de la élite dominante ni figura prominente del devaluado y desacreditado aparato partidista tradicional, es una especie de Quijote peruano u “outsider” que corre por la izquierda, blandiendo su lanza de dignidad contra los molinos de viento del neoliberalismo y la corrupción.

 


Entonces, tan pueblerino maestro es la antítesis, la honesta contrapartida, a la feroz supremacista, discriminadora y corrupta hasta los tuétanos esencia neoliberal encarnada por Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori: testaferros apátridas del imperialismo yankee. De ahí la campaña grosera, brutalmente manipuladora, mentirosa a más no poder, del “establishment” peruano y la mediática internacional que enfrenta electoralmente a un hasta ayer desconocido maestro de escuela que como “rara avis” descolocó al podrido tinglado político dominante y lo pone al borde de un cambio de escenario no vivido por las masas del altiplano andino desde la década de los ’70 con el intento nacionalista y patriota del General Velazco Alvarado en la búsqueda de nuevos rumbos para el país incaico. Decía el filósofo y escritor venezolano José Manuel Briceño Guerrero que los pueblo, en lo más profundo de su ser colectivo, durante años o décadas, van internalizando, construyendo, prefigurando, elaborando su imaginario, ideas, aspiraciones, anhelos, sueños, y estos encarnan en un hombre o mujer que en algunos momentos logran representar o captar las aspiraciones populares. Se trata de una construcción histórica, cultural, lingüística, que tiene aspectos atípicos, originales, en contextos históricos diversos y complejos que pudiera llamarse conciencia o sentido de pertenencia. Son ideas expresadas brillantemente por el extraordinario intelectual venezolano Briceño Guerrero, ya fallecido, en algunas de sus obras como “El laberinto de los tres minotauros” y “Discurso salvaje”, y que permiten comprender mejor lo que está pasando en el Perú de hoy.

 

Frente a esta especie de vengador popular, desconocido hasta no hace mucho, la recalcitrante derecha neoliberal ha cerrado filas y ha puesto sobre la mesa todo su poder económico, político y mediático, para asustar, amedrentar y descalificar al candidato de “Perú Libre”, valiéndose nuevamente del manido pero efectivo fantasma del comunismo y del terrorismo. Para ello echa mano, entre otros, del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, santón neoliberal, validador intelectual y cultural, quien dice que “para salvar al Perú hay que votar por Keiko pues representa el mal menor”. Es innegable el supremo esfuerzo intelectual que hizo Vargas Llosa para producir tan excelso y profundo razonamiento que seguro le dejó doliendo el calenturiento cerebro. Esta es la deprimente visión de un cipayo político y tarifado intelectual al servicio del amo imperial.

 

Pero el colmo del ridículo y la falta de vergüenza lo protagonizó Leopoldo López, quien sin un ápice de moral y en contra de su país natal intenta meter miedo con el tema venezolano presentándolo como el “coco” comunista, pues influye “mucho” en el candidato izquierdista. Este pobre diablo de la política venezolana, que reniega permanentemente de su patria, se vendió en cuerpo y alma al Moloch capitalista.

 

Frente a tales espantajos se alza la digna y corajuda intención de cambio que la mayoría del pueblo peruano. Ante la cada vez más cercana posibilidad de victoria de Pedro Castillo empieza a tomar fuerza el complot de fraude electoral preparado por la godarria fujimorista. Hay que estar atentos y vigilantes ante estos planes de última hora que irían desde un posible atentado contra el candidato campesino, el fraude electoral o la posibilidad de desconocimiento militar del triunfo del maestro.

 

El Presidente del Jurado Nacional de Elecciones del Perú ha declarado que se respetarán los resultados electorales y que no hay motivos para hablar de fraude. Hasta el día de hoy el sector castrense no se ha pronunciado. Por lo tanto, las cartas están echadas. Tienen la decisión en sus manos los millones de peruanos y peruanas, millones de hombres y mujeres que mañana domingo 6 de junio darán con su voto un paso al frente para profundizar el desastre neoliberal que martiriza al pueblo, o como diría César Vallejo se vestirá de sol y hará posible que el día de la dignidad, de la soberanía nacional, de la esperanza y futuro del Perú absolutamente libre deje de ser un sueño y se convierta en una hermosa, lúcida, palpitante y revolucionaria realidad.

 

Desde nuestra Patria Venezuela, con Bolívar y Chávez les decimos ¡“pónganse el sol” hermanas y hermanos peruanos!

 

¡HONOR Y GLORIA AL PUEBLO PERUANO EN LUCHA!

¡2021: AÑO BICENTENARIO DE CARABOBO, LA VICTORIA ES NUESTRO SIGNO!

¡JUNTOS NOS CUIDAMOS, UNIDOS NOS SALVAMOS!

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA. VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

 

*Miembro del Consejo Consultivo CBST / Constituyente por el Sector Trabajadores*

 

5 de junio de 2021

  

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