Jesús Mujica Rojas. Ceramonuauta Caracas, 8 de febrero de 2021.
En la madrugada del 23 de enero de 1958, Fabricio Ojeda, Presidente de la
Junta Patriótica se dirige al pueblo "para anunciar que hemos triunfado y
que la dictadura ha sido derrotada. El tirano ha huido cobardemente. ¡Todos a
la calle, a ratificar el gran triunfo de la revolución!" Hasta ese momento
se desconoce la identidad del dirigente principal de la Junta, que en un
titánico y heroico esfuerzo organizativo logró cimentar y activar la Unión
Cívico-Militar que derrocó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
Fabricio, trujillano, nacido el 6 de febrero de 1929 en el jardín que
cautivó los ojos de Bolívar: Boconó. A fuerza de trabajo pudo estudiar y ser
Maestro Normalista en Cabimas, Costa Oriental del lago de Maracaibo, continúa
preparándose para posteriormente egresar con el título de Periodista en la UCV;
como reportero pudo camuflar sus actividades contra la dictadura, lo que le
permitió estar en el centro de los acontecimientos cuando cumplía sus
actividades informativas en el Palacio Presidencial de Miraflores. El triunfo
del derrocamiento de la dictadura proyectó a Fabricio como el líder nato del
Pueblo de Venezuela y del Movimiento Revolucionario en el país, en Latinoamérica
y el Caribe de ese momento histórico.
El Pacto de Punto Fijo significó la traición al pueblo y la entrega de
nuestra soberanía hipotecada al imperialismo norteamericano, dando un trato
preferencial a las compañías petroleras bajando los impuestos y otorgándoles
más concesiones de explotación. El presidente Rómulo Betancourt enfrentó las
reivindicaciones justas del pueblo imponiendo la congelación del salario y los contratos
colectivos, disminución del gasto público, entre otros. La respuesta por parte
del pueblo no se hizo esperar, el impulso, sentir y presencia de los estudiantes
y trabajadores que tomaron la bandera tricolor de lucha bajo la consigna de:
¡Las Calles son del Pueblo!... las fuerzas de la oscuridad impusieron el
terrorismo de Estado, simplificado en la orden a los cuerpos de represión:
"Disparen primero y averigüen después". Los hospitales se llenaron de
heridos, las morgues de asesinados, las cárceles se atestaban de la juventud
estudiantil, de la dirigencia obrera y política opuesta a la dictadura de la
democracia representativa que secuestró la calle, las esperanzas y suspendió
las garantías constitucionales.
LA FORJA
DEL TEMPLE REVOLUCIONARIO
El compromiso, la constancia, la lealtad, el servir y amar al pueblo fueron
modelando la humanidad y el accionar del dirigente Fabricio Ojeda, quién fue
construyendo su revolución interna para abandonar el campo social-demócrata,
que signó su juventud cuando militó en las filas de URD, para tomar
posiciones de avanzada en el campo revolucionario asumiendo su rol de militante
de los postulados socialistas.
Fidel Castro y los "barbudos" de la Sierra Maestra cubana,
derrocaron la dictadura de Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959. A los pocos
días, se presentaron en Venezuela (23-1-59) para agradecer al pueblo su apoyo efectivo
a su gesta de liberación. Fabricio tuvo el honor de presentar, en un mitin multitudinario,
a Fidel. De allí nació una amistad trascendental y Fabricio fue huésped de la
Revolución Cubana por varios meses.
Luego vendrían las arremetidas por parte de Betancourt contra los partidos
de izquierda, los sindicatos, el movimiento estudiantil, los pobres del campo y
las ciudades, que produjeron las insurrecciones de los militares patriotas en
Carúpano y Puerto Cabello, lo que aprovechó el gobierno para allanar la
inmunidad parlamentaria a los Diputados de izquierda en el Congreso Nacional...
y estalló la lucha armada revolucionaria.
Fabricio Ojeda en actitud digna, honorable e irrevocable renuncia al curul
de Diputado para incorporarse a las y los venezolanos que luchan en las montañas
de Venezuela por la Liberación Nacional y el Socialismo. Cambio el amor del
hogar por el peligro del acecho y la represión. Puso a un lado la vida cómoda
de las prerrogativas y privilegios de los cargos burocráticos por los sueños y
esperanzas en la transformación radical de la sociedad venezolana asumiendo su
papel de dirigente revolucionario. Sufrió persecución, cárcel y el 23 de junio
de 1966 lo asesinaron en la cámara de tortura, le cortaron el aire vital, en
los calabozos del Servicio de Inteligencia Militar, ubicado frente al gabinete
presidencial de Raúl Leoni. Fue un Magnicidio, le quisieron aplicar también la
muerte moral y política, pero, no pudieron, su legado nos acompaña. Fabricio Ojeda
fue llevado por el Gobierno Bolivariano de Venezuela en Unidad Cívico-Militar
al Panteón Nacional.
Nos legó su consigna
¡LUCHAR HASTA VENCER!
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